Enloquecido por el dolor de verse desdeñado, una tarde mientras los horizontes se teñían de sangre y el sol moribundo plateaba las aguas del Océano como un riera de luna en una noche de misterio, vió que Garigaiga, en el borde de un alto precipicio, agitaba sus brazos como banderas en la premura. Vió arquear el cuerpo hacia delante, hundir la cabeza sobre el pecho y partir veloz hacia el abismo. La noticia del trágico suceso no tardó en extenderse por todas partes. Las mujeres, culpaban su egoísmo, y a sus desdenes atribuían la muerte del pastor. De pronto Amarca desapareció, nadie sabía cual había sido el destino de la doncella. Sólo un anciano que una mañana la había visto descender de las cumbres y caminar como una sonámbula hasta las orillas del mar, se hallaba en posesión del secreto. Que no la buscasen más, parecían decir sus labios fríos y trémulos plegados para siempre, y el anciano aquél lo contó todo. Una semana al brillar los primeros destellos del sol, vió que Amarca se arrojaba al abismo, y después de luchar con el bravo oleaje, se la llevaba mar adentro una ola alegre y corretona como un niño.
Era la época del "Beñesmén", de la sazón y de la riqueza de las mieses, eran los días de placidez y de luz, y todo se sumió en sombras y lágrimas... Amarca había aparecido muerta sobre las arenas de la playa, la habían matado un remordimiento muy hondo. El Mencey Belicar mandó que se cantasen tristes endechas; que se encendiesen luminarias en los cerros, y que los más fornidos mozos, como real costumbre en los días aciagos, azotasen con sus varas las aguas del mar. Mandó también que se ungiese su cuerpo con los más olorosos perfumes, que no en vano era la flor más preciada de la comarca. Al cabo de los años cuando algún nocturno caminante cruzaba las cumbres del Teide, un lamento extraño escalofriante, le detenía acongojado. Era una voz débil, apagada, dolorida, que parecía surgir del fondo del barranco. Era aquel mismo clamor de súplica, de pena, de trágica agonía que tantas veces balbucearan los labios febriles de Garigaiga, el loco: "Amarca......hermana Amarca".