jueves, 20 de septiembre de 2012

Sor María de Jesús, la monja incorrupta





Sor María de Jesús es uno de los personajes más llamativos de la historia del municipio lagunero, en la medida que posiblemente se convierta en una santa. Nacida en el Sauzal en 1647 y fallecida con 87 años de edad, la vida de la religiosa está llena de milagros y curaciones a enfermos, contando también con diversos episodios premonitorios, junto a un curioso sueño tras el cual desarrolló un estigma en el costado y una más que posible bilocación atestiguada por el famoso corsario Amaro Pargo, además de algunos escritos místicos estudiados por sus biógrafos y custodiados por las monjas. A pesar de haberse dado episodios de apariencia sobrenatural por sí solos significativos, estos posiblemente no habrían trascendido de no ser por confluir con el de la incorruptibilidad de su cuerpo, descubierto a los tres años de haber sido sepultada. Cuentan los textos que poco antes de morir cayó en éxtasis, conservando el pulso y las pupilas claras más de 24 horas, emanando sangre fluida al hacer algún corte, y un líquido transparente que mantuvo su fragancia a jazmín hasta varios años después. En enero del año 1734, cuando se procedía al traslado de los restos, se descubrió que permanecía intacto, con las ropas empapadas, flexible, con su color natural, dándose la circunstancia incluso de que un trozo de carne que le quitó una religiosa conservado en un relicario parecía haber crecido de forma inexplicable.

El 15 de febrero, fecha en la que falleció la monja, se abren las puertas del convento para mostrar este gran milagro. Miles de personas, en su inmensa mayoría fieles creyentes, desfilan a escasos metros de distancia del vistoso sarcófago en el que se conserva el cuerpo incorrupto de la monja Sor María de Jesús. Una cubierta de cristal permite contemplar el cuerpo de la religiosa revestida de sus hábitos, dejando al descubierto las manos y un rostro por el que no parece haber pasado el tiempo…Sin embargo,  ¡276 años la contemplan!



martes, 18 de septiembre de 2012

El pirata Amaro Pargo




El municipio de La Laguna, aunque sobre todo su capital, cuenta con numerosas curiosidades y leyendas que aumentan aún más su interés. Muchas leyendas pertenecen al imaginario colectivo y eran contadas por los mayores para asustar a los chiquillos en previsión de que puedan perderse, pero la mayoría los sucesos curiosos son reales, aunque se adscriben a los  primeros siglos de la ciudad, cuando Canarias era un codiciado terreno para los piratas, o antes cuando el Adelantado aún vivía en la ciudad que fundó. Otros sucesos, sin embargo son más recientes y algunos, como el trágico accidente aéreo en el aeropuerto de Los Rodeos ocurrido en 1977 pertenece a esa historia negra. Sin embargo, haremos breves comentarios de algunos sucesos, leyendas y personajes relevantes dentro de la historia del municipio, si bien su capital, la para muchos magnética San Cristóbal de La Laguna, es la que tiene un mayor protagonismo.


Cuentan que la curva que presenta la Calle de La Carrera se debió a un conflicto entre la iglesia y el Adelantado.  (DL)
De esta manera, es muy conocido el pulso de poder entre el Adelantado y la Iglesia que motivaría la famosa ‘curva de la calle de La Carrera’, (confeccionada adrede por Fernández de Lugo para no ver la iglesia de la Concepción desde su casa) o el caso de las sudoraciones milagrosas del cuadro de San Juan Evangelista existente en la iglesia de La Concepción, o por ejemplo el  trágico idilio de un noble de los Nava y Grimón y una monja de clausura que residía en un convento de la ciudad, Sor Úrsula. Pero más allá de estas historias, es preciso hacer mención a que el propio planeamiento de la ciudad capital del municipio, contemplado como un tablero de ajedrez, no sólo tiene validez por ser un modelo de ciudad precursora y por ello Patrimonio de la Humanidad, sino que también hay quien afirma que su confección está íntimamente relacionada con el funcionamiento de los planetas, y que Fernández de Lugo quiso hacer de ella una especie de talismán, aspectos que le atribuyen una aura mágica.


Uno de los personajes más interesantes de La Laguna es el pirata Amargo Pargo (en relación al pez con el que se comparaba y que tanto admiraba por su libertad en el mar) el cual nació el 3 de Mayo de 1678 en La Laguna y falleció el 4 de octubre de 1747 a la edad de 69 años. De él se conocen muchas hazañas, que tuvo un hijo con una cubana a la que conoció en uno de sus tantos viajes de saqueo y negocios, que vivió largas temporadas fuera de la Isla, que asesinó, robó y realizó contrabando (en La Punta del Hidalgo se llevaron varios negocios). Se afirma que fue capitán de cuatro navíos y que acaudaló una gran fortuna gracias a sus tratos comerciales y a sus abordajes a otros buques, hecho que le permitió tener grandes haciendas y propiedad, entre las que se encontraban cuatro casas de la ciudad de La Laguna. Pero quizás uno de los aspectos más interesantes de su vida es que con el paso de los años se fue convirtiendo en una persona cada más devota y generosa, y más interesada en acabar con la pobreza (donó buena parte de su fortuna a niños huérfanos y a encarcelados). Cuenta la leyenda que todo este cambio de conducta se vio motivado por la íntima relación que mantenía con la monja Sor María de Jesús ‘la Siervita’, la cual era su confesora personal, a la que respetaba y admiraba como a una amiga y una santa.


Las costas de La Punta del Hidalgo sirvieron de refugio al célebre Pirata Amaro Pargo. (SG)
Hay datos históricos que afirman que con el paso de los años sus visitas a su consejera y amiga eran cada vez más frecuentes, hasta el punto que no emprendía ninguna empresa sin obtener previamente su aprobación. De igual manera, a medida que envejecía su vida se acercaba más a la ciudad y se alejaba más de la mar, hasta el punto de que intervino en la vida pública y en reuniones decisivas no en calidad de capitán sino como ciudadano. No cabe duda de que buena parte de esa devoción y esa conducta amable es resultado de su relación con la religiosa. De hecho, el fue testigo de uno de los milagros de Sor María, cuando estando el pirata en Cuba fue asaltado a punta de cuchillo, y en el momento antes de que le clavaran la daga intercedió, a través del fenómeno de la bilocación, la célebre monja. La muerte de su amiga impactó en Amaro, siendo el encargado de costear el magnífico sarcófago en donde se conservan los restos de la Siervita. De igual manera, el fue uno de los testigos de la incorruptibilidad de la monja cuando tuvo lugar en el convento un intento de traslado cuerpo de la monja.