domingo, 2 de marzo de 2014

UN PORTERO EXACTO





Una señora dió orden un día a su portero:

—Di a todas las personas que no estoy en casa.

Por la noche, al referirle el portero los nombres de las personas que habían estado a la puerta, pronunció el de la hermana de la señora, y entonces la señora dijo:

—Ya te he dicho que para mi hermana siempre estoy en casa, hombre; debiste haberla dejado entrar.

Al día siguiente salió la señora a hacer unas visitas, y poco después llega su hermana.

—¿Está tu señora en casa?—le pregunta al portero.

—Sí, señora,—contesta éste.

Sube la señora, y busca en balde por todas partes a su hermana. Vuelve a bajar, y le dice al portero:

—Mi hermana debe de haber salido, porque no la he hallado.

—Sí, señora, ha salido, pero me dijo anoche que para Vd. siempre estaba en casa.




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