Escrito por mi hija Carol
A veces, en la soledad, me encuentro con mis sueños y anhelos, con mis pensamientos, aquellos que no tengo que callar, aquellos que no tengo que censurar, aquellos que me hacen libre, aquellos que me hacen volar, que me tornan libre, ligera…
Vienen a mi, activando aquellos deseos que debo guardar, ocultar, a veces son simples ilusiones, otros son grandes aventuras apasionadas que siento como mías, o simples ensoñaciones que me llevan a otro tiempo, otro tiempo distinto al mío, otro tiempo, en el que la rutina no existe.
En ocasiones somos nuestros propios prisioneros, nuestros mayores tiranos, atando nuestras vidas, nuestras mentes, nuestras almas. Seguimos aquella configuración arcaica que nos transmiten como si fuese el secreto de la vida. Pero la vida es otra cosa, la vida es vivir, soñar, sentir, percibir. La vida es puro sentimiento, es todo aquello que pasamos inadvertido, aquello que en ocasiones nos resulta extraño, o incluso atrevido, es la osadía, el riesgo, el azar.
Existe el azar? O es el resultado de una gran historia, y compendio de circunstancias y situaciones que es nuestra propia vida?
Alguien la ha escrito para nosotros? Somos capaces de arriesgar por nosotros mismos? De jugar al gran juego de la vida? Seguramente en ocasiones no. Nos podrán los prejuicios que nos han inculcado, pero en otras nos atreveremos a apostar fuerte.
Los humanos curiosamente en las circunstancias más arriesgadas, las más radicales, es cuando nos mostramos nosotros mismos, ya sea para bien o para mal, para vernos como egoístas y egocéntricos, o como altruistas. En estos momentos daremos lo mejor de nosotros o lo peor, pero porque no intentarlo, porque no dar un paso más, adentrarnos en ese inmenso mar de emociones que nos aportarán un sinfín de luchas, de aprendizajes, de lecciones de vida, que nos harán evolucionar a una mejora personal.
Miremos a nuestro alrededor, observemos aquello que nos rodea, sintamos curiosidad por aquello que no se ve a simple vista, por lo que hay más allá, por lo que las personas guardamos escondido en nuestro interior, no nos quedemos en la puerta, pasemos al interior, descubramos ese maravilloso mundo, de sentir, de acercarnos a los demás y a nosotros mismos. Preguntémonos, interroguemos a nuestro interior, y veamos qué pasa, experimentemos en la vida, y dejemos los estereotipos, los prejuicios, las configuraciones, y desde ese momento veremos cambiar nuestra visión y comprensión de las cosas, de la vida, del amor, de cada cosa en la que pongamos nuestra atención.
Hagámoslo, liberémonos de nuestra propia prisión, démonos la libertad de sentir, de vivir, de probar, y no temer equivocarnos, porque solo de nuestros errores aprenderemos las más importantes lecciones de vida.
Carol.G
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