Era una fría noche de Halloween, y la luna llena brillaba en el oscuro cielo como un ojo vigilante. En un pequeño pueblo, las calles estaban adornadas con calabazas talladas y esqueletos colgantes, y los niños corrían emocionados de casa en casa en busca de dulces. Pero en una vieja mansión abandonada en las afueras del pueblo, la atmósfera era muy diferente.
La mansión se alzaba oscura y siniestra, sus ventanas rotas parecían ojos vacíos que observaban a quienes se acercaban. La leyenda decía que la mansión estaba maldita, y nadie se atrevía a acercarse a ella, excepto en Halloween, cuando los más valientes del pueblo organizaban una excursión para explorarla.
Un grupo de amigos se reunió frente a la mansión con linternas, cámaras y linternas de cabeza. El viento soplaba fuerte y hacía crujir las ramas de los árboles como si fueran dedos retorcidos. Mientras se adentraban en la mansión, cada paso parecía lleno de peligro.
Pronto, comenzaron a escuchar ruidos extraños: susurros y risas distantes que provenían de las sombras. La temperatura descendió rápidamente, y sus alientos se volvieron visibles en el aire frío. En una habitación empapelada con retratos antiguos, encontraron un espejo roto que reflejaba destellos de luz de manera inquietante. Al mirarse en el espejo, vieron reflejos perturbadores de sus rostros distorsionados y desfigurados.
A medida que continuaban explorando, los amigos se dieron cuenta de que estaban perdidos en un laberinto de pasillos retorcidos. Las paredes parecían susurrar secretos y los retratos de la familia que alguna vez habitó la mansión parecían seguir sus movimientos con ojos desesperados.
De repente, uno de ellos tropezó con un diario antiguo en el suelo. Comenzaron a leer las páginas llenas de desesperación y locura, escritas por la última persona que había vivido en la mansión antes de desaparecer misteriosamente. El diario hablaba de voces que hablaban en la oscuridad, sombras que se arrastraban por las paredes y de una presencia malévola que nunca dejaba de observar.
Asustados, los amigos intentaron escapar de la mansión, pero cada puerta que intentaron abrir los llevaba a otro pasillo oscuro y confuso. Las linternas comenzaron a parpadear y las risas y susurros se intensificaron, rodeándolos. Se sentían atrapados en un mundo de pesadilla, y la desesperación se apoderaba de ellos.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, lograron encontrar la salida y huyeron de la mansión maldita. Mientras corrían por el frío jardín, escucharon un aullido terrorífico que hizo que sus corazones se detuvieran. Pero lograron escapar, prometiéndose nunca volver a acercarse a esa mansión embrujada.
Desde entonces, los amigos nunca hablaron de su experiencia en la mansión maldita en Halloween. Pero todas las noches de Halloween, cuando la luna llena iluminaba el cielo, podían escuchar los susurros y risas distantes en el viento, recordándoles la terrorífica noche en que desafiaron lo desconocido.
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