"¿Qué te hace pensar que te vaya a dar mis historias? Son muchos los poderosos y pueblos ricos los que lo han intentado y ninguno lo ha conseguido."
Pero Anansi no se dejó desanimar y le preguntó que cuál era el precio de las historias, pues estaba dispuesto a asumirlo, a lo que Nyankonpon contestó:
"Si quieres mis historias deberás traerme a Onini, la pitón; a Osebo, el leopardo; a Mmoboro, el avispón y a Mmoatia el espíritu."
Anansi volvió a su casa convencido de que podría cumplir el encargo y hacerse así con las preciadas historias. La araña pidió ayuda a su madre Nsia y a su esposa Aso y juntos idearon el plan que iban a seguir.
Así, Anansi y Aso fueron a la orilla del río con una rama de un cocotero y comenzaron a discutir sobre si aquella rama sería más larga que Onini. La pitón, que lo estaba escuchando, no pudo resistirse y decidió medirse con la rama pues estaba convencida de que ella sería más grande. Al subirse a la rama, Anansi la amarró a ella con unas enredaderas.
Para atrapar a Mmoboro, Anansi vació una calabaza y la llenó de agua. Después fue en busca del enjambre y una vez allí simuló que llovía y ofreció al avispón guarecerse dentro de la calabaza. Cuando Mmoboro estuvo dentro, la araña cerró la tapa de la calabaza.
Tocaba apresar a Osebo, y para ello Aso le recomendó cavar un hoyo en el suelo y esperar a que el leopardo cayera dentro. Situó el hoyo entre el arroyo y la guarida de Osebo y luego lo cubrió con hojas. A la mañana siguiente el leopardo se encontraba atrapado e indefenso.
Quedaba atrapar a Mmoatia. Aso y Anansi tallaron una muñeca y la recubrieron con la goma de un árbol. Cuando estuvo terminada, la dejaron debajo de un árbol donde solían ir los espíritus a jugar junto con un plato de pure de ñame. Cuando el espíritu llegó, preguntó a la muñeca si podía comer un poco de ñame, pero esta no contestó. Airada, Mmoatia le propinó una bofetada en la mejilla, quedándosele la mano pegada. Lo intentó con la otra mano, pero el resultado fue el mismo. El espíritu se había quedado pegado a la muñeca.
Entones Anansi acudió de nuevo junto al dios del cielo acompañado de Onini, Mmoboro, Osebo, Mmoatiar y de su madre. El dios, sorprendido llamó a todos los dioses y exclamó:
"¡Mirad! Grandes reyes han venido en busca de mis historias pero ninguno ha sido capaz de pagar su precio. Sin embargo Anansi lo ha logrado e incluso a incluido a su madre. Así que desde hoy y para siempre entrego mis historias a Anansi y a partir de ahora se conocerán como los Cuentos de la Araña."