viernes, 10 de junio de 2016

LOS CUENTOS DE LA ARAÑA




Según la leyenda ashanti (tribu ghanesa), la araña Anansi se presentó delante de Nyankonpon, dios del cielo, para comprarle las historias que lo habían hecho famoso. El dios la miró indiferente y dijo:

"¿Qué te hace pensar que te vaya a dar mis historias? Son muchos los poderosos y pueblos ricos los que lo han intentado y ninguno lo ha conseguido."


Pero Anansi no se dejó desanimar y le preguntó que cuál era el precio de las historias, pues estaba dispuesto a asumirlo, a lo que Nyankonpon contestó:

"Si quieres mis historias deberás traerme a Onini, la pitón; a Osebo, el leopardo; a Mmoboro, el avispón y a Mmoatia el espíritu."

Anansi volvió a su casa convencido de que podría cumplir el encargo y hacerse así con las preciadas historias. La araña pidió ayuda a su madre Nsia y a su esposa Aso y juntos idearon el plan que iban a seguir.    

Así, Anansi y Aso fueron a la orilla del río con una rama de un cocotero y comenzaron a discutir sobre si aquella rama sería más larga que Onini. La pitón, que lo estaba escuchando, no pudo resistirse y decidió medirse con la rama pues estaba convencida de que ella sería más grande. Al subirse a la rama, Anansi la amarró a ella con unas enredaderas.


Para atrapar a Mmoboro, Anansi vació una calabaza y la llenó de agua. Después fue en busca del enjambre y una vez allí simuló que llovía y ofreció al avispón guarecerse dentro de la calabaza. Cuando Mmoboro estuvo dentro, la araña cerró la tapa de la calabaza.

Tocaba apresar a Osebo, y para ello Aso le recomendó cavar un hoyo en el suelo y esperar a que el leopardo cayera dentro. Situó el hoyo entre el arroyo y la guarida de Osebo y luego lo cubrió con hojas. A la mañana siguiente el leopardo se encontraba atrapado e indefenso.

Quedaba atrapar a Mmoatia. Aso y Anansi tallaron una muñeca y la recubrieron con la goma de un árbol. Cuando estuvo terminada, la dejaron debajo de un árbol donde solían ir los espíritus a jugar junto con un plato de pure de ñame. Cuando el espíritu llegó, preguntó a la muñeca si podía comer un poco de ñame, pero esta no contestó. Airada, Mmoatia le propinó una bofetada en la mejilla, quedándosele la mano pegada. Lo intentó con la otra mano, pero el resultado fue el mismo. El espíritu se había quedado pegado a la muñeca.

Entones Anansi acudió de nuevo junto al dios del cielo acompañado de Onini, Mmoboro, Osebo, Mmoatiar y de su madre. El dios, sorprendido llamó a todos los dioses y exclamó:

"¡Mirad! Grandes reyes han venido en busca de mis historias pero ninguno ha sido capaz de pagar su precio. Sin embargo Anansi lo ha logrado e incluso a incluido a su madre. Así que desde hoy y para siempre entrego mis historias a Anansi y a partir de ahora se conocerán como los Cuentos de la Araña."

martes, 31 de mayo de 2016

LA LEYENDA DEL GANGES




En el hinduismo, el río Ganges está personificado bajo la forma de la diosa Ganga, también llamada Maa Ganga (Madre Ganges) o Ganga Deví (diosa Ganges). Es por esta razón por la cual el río Ganges posee un carácter divino en la religión hindú y se cree que cada inmersión en este río sirve para expiar un pecado y adorar a Ganga, además de evitar el ciclo de reencarnaciones del difunto cuyas cenizas sean arrojadas al Ganges.

Este río se ha convertido en el final de la gran peregrinación del hinduismo. El Maha Kumbha Mela es una celebración de carácter espiritual celebrada cada doce años a orillas del Ganges, siendo cuatro los principales puntos de reunión: Prayag, Haridvar, Ujjain y Nasik. La peregrinación se realiza cuatro veces cada doce años, una vez en cada una de las localidades.

El origen de esta tradición proviene de dos mitos hindúes; por un lado, el mito de la creación del Ganges y de su carácter sagrado (del que hablaremos más adelante), y por otro lado, el mito mediante el cual se explica porque la peregrinación debe pasar por estas cuatro localidades indias.

Este último mito tiene lugar en el periodo védico, cuando los semidioses y los demonios hicieron un pacto temporal con el fin de obtener Amrita (el néctar de la inmortalidad) del océano de leche y compartirlo a partes iguales. Sin embargo, cuando el bote de Amrita apareció, los demonios rompieron el acuerdo, y escaparon. Estos fueron perseguidos por los semidioses y durante doce días y doce noches (el equivalente a doce años humanos), semidioses y demonios combatieron en el cielo por conseguir el Amrita. Se dice que durante la batalla el bote se rompió y cayeron a la tierra cuatro gotas del néctar; una en cada uno de estos lugares: Prayag, Haridvar, Ujjain y Nasik.

Veamos ahora el mito de la creación del Ganges. El dios Brahmá creó el río Ganges, que en origen solo recorría el Cielo, a partir del sudor recogido del pie del dios Visnhú. Años más tarde, el rey Sagar tuvo 60.000 hijos y un día mientras este celebraba una fiesta, el dios Indra, celoso, robó un caballo a Sagar. El rey, enfurecido, mandó a todos sus hijos en busca del caballo. Lo encontraron en el inframundo, al lado de un sabio que realizaba su penitencia. Los hijos de Sagar, creyendo que el anciano era el autor del robo, le insultaron y golpearon. El sabio se limitó a mirarlos, haciéndolos arder a todos.

Las almas de los 60.000 hijos de Sagar quedaron, entonces, vagando por la Tierra. Fue una de los descendientes de Sagar, el rey Bhagiratha, quien rogó al dios Brahmá que permitiera a la diosa Ganga descender del Cielo para tocar con sus aguas purificadoras las cenizas de los difuntos hijos de Sagar, para que estos pudieran ascender al Cielo. Brahmá aceptó y ordenó a la diosa que descendiera a la Tierra. Pero esta advirtió del peligro que suponía que tal masa de agua cayera sobre la Tierra, pudiendo destruirla. Ante esta posibilidad, el rey Bhagiritha le pidió al dios Shivá que amortiguara la caída.

Así Ganga cayó sobre la gran cabellera de Shivá dividiéndose en siete torrentes, pero creó un caos en la zona de los Himalayas, donde se encontraba meditando el rey Yajnú, quien encolerizado, se tragó las aguas del río. Los dioses y Bhagiratha oraron al sabio para que soltara a la diosa y así lo hizo Yajnú. De esta forma, Ganga pudo salvar a las almas de los hijos de Sagar.