viernes, 29 de abril de 2016

El Mito de Dangun




En la antigüedad, el señor del cielo tuvo un hijo con una concubina. El pequeño se llamó Hwanung y su deseo era descender del cielo para gobernar el mundo de los hombres. Su padre bajó a las tres montañas más grandes del mundo para observar a la humanidad y se dio cuenta de que el mundo podría beneficiarse del gobierno de su hijo.

De esta forma, el señor del cielo regaló a Hwanung tres regalías del cielo y le ordenó el gobierno de la humanidad. Para ello, Hwanung contó con la ayuda de 3.000 espíritus, que descendieron junto a él a la cima del Gran Monte Blanco, dónde se encontraba el árbol sagrado del sándalo. Este lugar fue denominado Ciudad Sagrada y conocido como el rey celestial.

Hwanung junto con el conde del viento, el señor de la lluvia y el señor de las nubes, educó a la gente en la agricultura, la conservación de la vida, los castigos y la diferencia entre lo correcto y lo erróneo, todo ello en unos 360 tipos de trabajos.

En esa época había un oso y un tigre viviendo en una cueva, que rogaban constantemente a Hwanung que los transformara en personas. Éste les dio un poco de artemisa sagrada y veinte dientes de ajo, además de aconsejarles que comieran estas plantas y que evitaran la luz diurna durante cien días. El oso y el tigre comieron las plantas y ayunaron tres veces durante siete días. Tras esto, el oso adquirió el cuerpo de una mujer, pero el tigre, al haber sido incapaz de ayunar, no consiguió su propósito.

La mujer oso se sentía triste pues no tenía a nadie con quien casarse y por ello iba cada día al árbol sagrado del sándalo para pedir un hijo. Hwanung, apenado, cambió de forma y se casó con ella. La mujer oso se quedó embarazada y tuvo un hijo llamado príncipe Dangun, señor del árbol del sándalo. Dangun convirtió Pyongyang en su capital y al país lo bautizó con el nombre de Choson.


jueves, 28 de abril de 2016

DESCENSO DE INNANA AL INFRAMUNDO




Inanna, la reina del cielo y de la tierra decidió un día bajar al inframundo. Siendo consciente del peligro que implica dicha empresa, incluso para una diosa tan poderosa como ella, lo prepara todo bien antes de partir. Dejó instrucciones muy precisas a su visir Ninshubur sobre que hacer si al cabo de tres días desde su partida, ella no regresaba. Además se atavió con sus insignias reales y sus amuletos mágicos; los "siete me":

- El shugurra, una corona de estepa.
- El collar de cuentas de lapislázuli.
- La vestidura real.
- El ungüento de ojos "Que venga él, que venga él".
- El pectoral "Ven hombre, ven".
- El aro de oro.
- La vara y la cuerda de medir de lapislázuli.

A las puertas del inframundo, Inanna pide ser recibida por su hermana Ereshkigal, con la excusa de organizar el funeral de su cuñado. Cuando el vigilante de la puerta hace saber a la reina del inframundo esta petición, ésta monta en cólera y ordena que se cierren las siete puertas con llave y que se deje pasar a Inanna con la condición de que antes de pasar cada puerta debe desprenderse de una de las siete insignias.

De esta forma, Inanna se presenta delante de su hermana desnuda e indefensa, y con sus intentos desesperados de apoderarse del trono no consigue más que los jueces del inframundo dicten su condena a muerte y acuerden que su cuerpo sea colgado de un gancho sujeto a la pared.

Cuando se cumplió en plazo de espera e Inanna no había regresado, Ninshubur decidió actuar. Realizó lamentaciones y apeló a otros dioses para que ayudaran a la reina del cielo y la tierra. Tanto Enlil como Nannar se niegan alegando que ha sido la ambición de la diosa la que la ha llevado a la situación en la que se encontraba.

Solo Enki se apiada de ella y decide ayudarla. De la mugre de sus uñas crea dos seres (sus nombres reflejan los de oficiantes de cultos o travestidos relacionados con los rituales de Inanna). Estos seres consiguen ser recibidos por Ereshkigal fingiendo sentir conmiseración por sus sufrimientos.

Adulada, Ereshkigal decidió ofrecer una recompensa y éstos, instruidos por Enki, piden el cuerpo de Inanna, el cual rociaron con el Agua de la Vida que les otorgó el dios. sin embargo, los jueces del inframundo exigieron que ella aportara a alguien que la supliera. Una hueste de demonios la acompañó en su camino de regreso, y al salir a la tierra, detienen a Ninshubur. Inanna se negó e impidió que ningún dios que hubiera guardado duelo por ella fuera apresado.

Pero al ver a su esposo Dumuzi ataviado con esplendorosos ropajes y sentado sobre un gran trono de oro, lo señala encolerizada y lo entregó a los demonios para que la supliera en el inframundo. Al final, la hermana de éste, se apiadó de él y decidieron que cada uno pasaría medio año en el inframundo y el otro medio en la tierra.