martes, 16 de julio de 2013

EL RENACUAJO





En aquel atardecer del invierno de 1955, yo escuchaba los relatos de mi padre junto al fuego de la  chimenea pues el frío era intenso y una enorme nevada cubría todo el paisaje dejándolo de un blanco inmaculado. 
Eráse una vez una niña, comenzó mi padre y yo callada y con los ojos fijos en el no me movía de mi silla esperando su historia de todas las tardes.
Seguidamente continuó ,que vivía en un pequeño pueblo de la montaña junto a sus padres y hermanos ,la gustaba jugar con los pequeños animales que buscaba por el suelo y un día encontró un pequeño renacuajo en una charca y se lo llevó a su casa, cuando su mamá lo encontró metido en una lata con agua le dijo Aisaya ese renacuajo se morirá dentro de la lata debes devolverlo a la charca allí conseguirá vivir y se hará un lindo sapito, pero Aisaya  no estaba dispuesta a soltar al animalito que había encontrado y decidió a pesar de todo quedárselo , lo cuidó con mimo dándole bichitos para comer consiguió que viviera, cuando se levantó una mañana se encontró con un pequeño sapito gris y comenzó a gritar mamá mamá tengo un sapito y se lo llevó al colegio para enseñarlo a todos sus amigos, estaba emocionada y poco a poco el animalito iba creciendo y la seguía como un perrillo faldero , todo el mundo se asombraba pues no es nada común que un sapo se domestique pero ella lo consiguió y su papá le hizo una pequeña charca en el jardín para que lo pusiera allí y el animal se metía en el agua cuando la niña se marchaba pero estando ella se quedaba a su lado.
Los vecinos comentaban la noticia y se acercaban a comprobarlo y Aisaya muy ufana les decía mirar que bonito es mi sapo. 
Paso el tiempo y Aisaya decidió que era mejor devolverlo a su charca pues allí estaba muy solo y donde lo encontró había muchos y tendría compañía y así lo hizo lo depositó de nuevo con mucha pena pero contenta de pensar que era lo mejor para su sapito.
Al día siguiente cuando se levantó se encontró que el sapito había regresado y se zambullía en la charca del jardín y muy feliz lo dejó allí para siempre .
La moraleja nos enseña que dar amor y cariño a cualquier animal o persona ,nos da felicidad  y nos compensa por encima de todo.
La vida nos devuelve con creces lo que nosotros damos.

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