miércoles, 17 de abril de 2024

Valentina y sus mieditos (Cuento infantil)


 En un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y ríos cristalinos, vivía una niña llamada Valentina. Valentina era una niña curiosa y valiente durante el día, pero cuando caía la noche, su habitación se convertía en un lugar lleno de sombras y susurros, y sus mieditos se despertaban.

Valentina tenía miedo de la oscuridad, de los monstruos bajo la cama y del viento que aullaba afuera de su ventana. Cada noche, se escondía bajo las sábanas y susurraba: "¡Ayúdenme a dormir, mieditos, por favor, no quiero estar asustada!".

Un día, decidida a vencer sus temores, Valentina decidió embarcarse en una aventura. Cogió una mochila con su linterna, su osito de peluche favorito y un poco de valentía. Decidió explorar el bosque encantado que se extendía al otro lado del río.

Con cada paso que daba, Valentina sentía su corazón latir más fuerte, pero recordaba que era valiente, y eso le daba fuerzas. De repente, un ruido extraño resonó entre los árboles. Valentina apretó fuerte su osito de peluche y encendió su linterna.

¿Quién anda ahí? -preguntó con voz temblorosa.

De entre las sombras emergió un pequeño duendecillo, con una sonrisa traviesa y brillantes ojos verdes.

Soy Rony, el duende del bosque. ¿Qué hace una valiente como tú aquí, en medio de la noche? -dijo el duendecillo con curiosidad.

Valentina le contó sobre sus mieditos y cómo quería vencerlos. Rony, con una chispa de astucia en sus ojos, le ofreció su ayuda.

Ven conmigo, Valentina. Te mostraré que no hay nada que temer en la oscuridad -dijo Rony, extendiendo su mano.

Juntos, exploraron el bosque. Rony le enseñó a Valentina que los susurros del viento eran solo el eco de los árboles, que las sombras eran amigos que jugaban a esconderse y que los monstruos bajo la cama eran solo sombras de sus propios juguetes.

Con cada descubrimiento, el corazón de Valentina se llenaba de valentía. Cuando el sol comenzó a asomarse en el horizonte, Valentina se dio cuenta de algo importante: había vencido a sus mieditos.

Regresó a casa con una sonrisa en el rostro y el corazón lleno de coraje. Desde esa noche, Valentina ya no le temía a la oscuridad ni a los ruidos de la noche, porque sabía que, con un poco de valentía y la ayuda de amigos como Rony, podía vencer cualquier miedo que se cruzara en su camino.







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