lunes, 15 de octubre de 2012

Don Roldan y las princesas



Cuando los moros arrasaron España, los gallegos fuimos los únicos que nos mantuvimos en parte libres de ellos gracias a que peleamos reciamente.

Había veces que los moros se metían en algunos rincones de nuestra tierra; pero rápidamente eran echados nuevamente de ella y también de las tierras vecinas como Asturias y León.

Pero los moros eran muchos y muy fuertes y los nuestros pocos, por lo que después de muchos años de luchas , que unas veces iban a su favor y otras al nuestro, reinando Alfonso II , que tenía la corte en Asturias, acordaron pedir ayuda a otro gran rey de mucho renombre que había en Francia.


Este rey se llamaba Carlomagno y vino a ayudar a los españoles y traía con él muchos guerreros comandados por unos jefes que dicen que eran los doce Pares de Francia, que no había quien pudiera con ellos. Todos venían a luchar contra los moros.

Los moros, cuando vieron venir a tanta gente hacia ellos , tuvieron miedo y retrocedieron ; más de la rabia que llevaban, comenzaron a echar mano de cuanto podían, sorprendiendo algunas villas y castillos sobre los que cayeron como una tormenta quemándolo todo, arramblaron con algunos condes que se llevaron prisioneros y hasta se dice que cogieron tres princesas, para que les sirvieran de rehenes en su defensa.


El gran ejército que se formó , se extendió por Navarra ,Aragón; por Asturias y Castilla.

A Galicia vinieron pocos franceses porque los gallegos nos bastabamos nosotros mismos; pero un grupo de aquellos franceses que llegó hasta Galicia venía comandado por don Roldán, que era uno de los más valientes de los doce Pares.

Los moros fueron retrocediendo hasta llegar a Val de Orras; pasaron el río Sil en barcas y pontones que después quemaron, y se afincaron en la otra orilla, por las montañas, cuidándose muy bien de hacerse fuertes, pues el terreno invitaba a ello y el río era difícil de cruzar.

Pero como don Roldán supo que los moros tenían presas a aquellas princesas, quiso libertarlas.

Temiendo que los mahometanos se las llevaran a un castillo, en la cumbre de un monte, en un lugar que llaman el Castro, de la feligresía de San Bernabe de Valenza.


Tentó pasar el río con algunos caballeros arriesgados y sin miedo; pero las aguas eran muy turbulentas y profundas , por lo que tuvieron que volver a tierra con la pérdida de algunos que la corriente arrastró y que se ahogaron.


Entonces don Roldán obró lo que parece ser un milagro, ya que lo que hizo no lo podría haber hecho nadie.

Fue con su caballo por la ribera del río, buscó el lugar más apropiado para cruzarlo frente al castillo, picó espuelas a su caballo que dio un salto enorme y el caballo fue a quedar al otro lado del río justo frente al castillo.

Los moros, cuando vieron tal acción, tuvieron miedo y escaparon. Pero era imposible llevarse con ellos a los prisioneros y mucho menos a las doncellas princesas, por lo que los magos de los moros, para vengarse, decidieron convertir a las princesas en piedras.

Y allí están aún los tres cuarzos blancos clavados en el suelo, como si mirasen con nostalgia hacia su tierra.

¿Quién podrá desencantarlas?




domingo, 14 de octubre de 2012

Los Piratas



Mucho después de la llegada de Tudio a la zona que hoy conocemos como las Rías bajas, la paz de sus habitantes se vio en peligro.

Cuenta la leyenda que estando establecidos los helenos (griegos ) en la villa de Herizana, desde donde se dedicaban , mayormente, al comercio con tierras lejanas y perdidas, y los hijos de Teucro desde su poblado del mismo modo que los Helenos.

Se vio quebrada allí la paz con la llegada de un nuevo pueblo de piratas, unos hombres de raza desconocida, que se asentaron en la boca de la ría de Teucro ( Ría de Pontevedra) y cundió la desolación. Esta tribu de piratas interceptaba toda embarcación que se dirigía al fondo de la ría y se apoderaba de los barcos y las mercancías ajenas.

Ante el peligro de que estos avanzaran hacia tierra firme , haciendo peligrar así el poblado de Teucro, los caudillos de las tribus cercanas se reunieron en asamblea.
Los hijos de Teucro y los helenos consideraron el peligro que representaban los piratas. La situación era insostenible, el poblado teucrano estaba asolado. Ningún barco había llegado a puerto desde que se asentaron los bárbaros en la boca de la ría.

No había mercado y los mercaderes habían huido con sus dineros a otros lugares más seguros.

Los barcos de los piratas hacían temblar a la población cada vez que se adentraban en la ría. Los pescadores no salían a la mar por miedo, no llegaban las mercancías y la población estaba inquieta.

Los caudillos juraron defenderse de ellos, pero no osaron parlamentar ni movilizar los guerreros, dejando desprotegidos a los otros poblados.

Pero los mercaderes que venían de un mar civilizado, decían en el puerto de Herizana, que ya conocían a aquellos piratas y que eran un grupo de huidos de un gran país.

Al acabar el invierno , el jefe de los piratas llegó a las puertas del poblado teucrano rodeado de 12 guerreros, que se venían a despedir y a disculparse por los problemas causados durante el otoño e invierno.
Los caudillos estrecharon su mano y curiosos, preguntaron por qué se iban y hacia dónde.

El pirata les explicó que su pueblo había sido aniquilado por otro mayor y que los mercaderes ya habían informado al césar de su estancia en esas costas y que vendría en su busca enseguida.

Algunos caudillos de la tierra vieron que el pirata era de su misma raza, tenían el pelo de su mismo color, llevaban vestimentas parecidas a la suyas y tenían pocas dificultades en comunicarse.

Viendo esto, los caudillos decidieron apiadarse de los piratas y le indicaron que dirigiese su pueblo hacia Brigantium ( Betanzos, A Coruña) y allí pidiesen consejo al caudillo de la ciudad para ir a la isla que " nadie conoce" y protegerse así del exterminio de su sangre.


Agradecido, el pirata les dio todas las mercancías que no podían llevarse en los barcos a su nuevo destino y se fue raudo.

En la siguiente primavera, los mercaderes que llegaban no quedaban atracados ni un solo día en los puertos.

Un mercader gaditano , en secreto, se dirigió al caudillo de Herizana diciéndole:

- Los barcos ya no paran en vuestras costas pero por compromiso, ya que un gran ejército ha de venir a matar a los piratas y a dominar los mares.


El caudillo no lo tomó en cuenta y penso que en caso de extrema necesidad su pueblo era de grandes guerreros y el secreto de la isla que "nadie conoce" sería su último recurso.

Pues bien, una luna después , llegó una flota de barcos de guerra que venían a luchar y a conquistar todo aquello que se les antojara, traían dinero para sobornar uno a uno , a los habitantes de las Rías Bajas y los mares dejaron de ser libres.

Dejaron de ser libres desde aquel momento hasta la eternidad y la gente de Brigantium, los únicos que sabían como llegar a la isla, murieron por no deponer las armas ante el César, y su raza , la de los helenos y la de los teucranos que habitaban en la Gallaecia tocó a su fin.