martes, 27 de noviembre de 2012

Olvido , Soledad y Amor





Amanece en el lindo pueblecito costero, Aisaya se levanta y empieza a preparar sus maletas esa tarde cogerá un vuelo para alejarse , no sabe si para siempre o temporalmente de allí.
Hacía pocos días era una chica feliz y enamorada  que esperaba el día de su boda con ilusión, pero el destino tenía trazado otra cosa para ella y ante el altar su novio le dijo que no podía casarse  que la quería pero no la amaba y que estaba enamorado de otra persona.
Aisaya sintió que su corazón se partía en mil pedazos y sentía una vergüenza  que no podía contener  al sentirse abandonada delante de todos sus invitados.
Dejó su trabajo y compró un billete de avión para el otro lado del mundo.
A las seis de la tarde pasaba el tren que la llevaría a la capital para  volar hasta  la polinesia donde un familiar vivía y la esperaba para darle el cariño y la ayuda que necesitaba.
De madrugada se escuchó la llamada de embarque y pensó que era el principio de una nueva vida.
Ya dentro del avión se sentó y cerro los ojos , a los pocos minutos escuchó una voz de mujer que le decía me deja pasar por favor, era una mujer joven como ella con un bebé de apenas tres meses, ella se levantó y cuando su compañera de viaje se sentó cerró los ojos y pensó , en unos meses yo hubiera podido tener un hijo .
Unas lágrimas cayeron por sus mejillas y secándolas rápidamente intentó dormir un poco.
Pasadas unas tres horas de vuelo se despertó sobresaltada ante las instrucciones de ponerse el cinturón pues tenían una enorme tormenta, y  grandes turbulencias.
Los pasajeros estaban nerviosos pues grandes relámpagos caían que iluminaban la noche, uno de ellos cayó sobre uno de los motores incendiándolo , ya se encendieron las luces de emergencia  y las azafatas trataban de tranquilizar a los pasajeros , pero el avión empezó a caer sin que el comandante pudiera controlarlo.
Volaban sobre el mar  y aquello tenía visos de una gran catástrofe , en pocos segundos se sintió un gran estruendo y Aisaya por el golpe perdió el conocimiento,cuando despertó sobre la arena de una playa con aquel bebé apretado a su regazo pensó que estaba muerta , pero algo la observaba  y asustada se sentó, parecía un perro que intentaba lamer al bebé.
Miró a su alrededor y no divisó casas ni personas, y después de unos minutos para sentirse con fuerzas comprobó que el niño no estaba muerto, apoyó su oído sobre el pecho y comprobó que latía, soltó un suspiro y exclamó , gracias Dios mío el es un ser tan indefenso que no merecía morir.
Se levantó y miró a ese perro tan raro y empezó a caminar buscando alguna persona que la ayudara.
El animal la siguió pero según iba caminando comprobaba que no había nadie por allí cerca, siguió caminando y se adentro por un camino , entonces el niño empezó a llorar y ella entendió que tenía hambre.
No sabía que podía darle pues era tan chiquitín y allí no se veía nada que darle, siguió buscando y aquel perro tan raro se puso delante y ella lo siguió , creyendo que la llevaría hasta el próximo pueblo, pero  no había ningún pueblo , el animal la llevó hasta donde el se guarecía una pequeña gruta formada por una gran piedra que sobresalía de la montaña.
El animal tenía allí un montón de hierba seca donde tumbarse y allí colocó al bebé quitándole la ropa mojada y colgándola sobre unas ramas para secarla.
Mientras se secaba la ropa de los dos  siguió buscando algo que darle al niño , encontró una fruta que no conocía pero pensó que si la apretaba y la sacaba un poco de jugo sobre la boquita del niño sería mejor que no darle nada y así lo hizo.
Como se hacía de noche guardó una buena cantidad de fruta para la noche y se quedó en la gruta, junto al perro que no se separó de ellos.
Al amanecer quiso seguir buscando y se adentró por el camino pero no veía nada que demostrara que allí había personas.
Retrocedió y bajó a la playa de nuevo y allí encontró trozos de tela, un baúl que abrió golpeando con una piedra, y dentro de él había ropa que ella podía utilizar para envolver al niño.
Pasaron dos días y seguía buscando pues no podía darle solo esa fruta o el niño podía morir, el perro la guiaba hacia el interior de la isla y allí encontró un tipo de cabras pero parecían salvajes y se preguntaba como podría  agarrarlas para darle leche, el perro le soluciono su problema las arrinconó  
hacia una esquina y ella se abalanzó sobre ellas y agarró una que la arrastró hasta que pudo atarla con una liana y llevarla hasta la gruta.
Se sentía feliz por poder darle un poco de leche al niño , pues ya lo sentía como suyo.
En aquella isla no había ningún ser humano y ella pensó que allí terminarían sus días, pescaba algún pez y algún marisco para comer ella y la leche y la fruta que encontraba se lo daba al niño que le puso de nombre Ismael.
Pasaron dos años, y no veía salida para ellos, Todos los medios que se pusieron para recuperar el avión y a sus pasajeros  les  dieron por desaparecidos  ya que no encontraron sus cadáveres , así que pasado un tiempo nadie les volvió a buscar.
Aisaya miraba al mar para poder ver un barco que les localizara, pero  en aquella  zona no se veían pasar jamás.
Ismael crecía sano por vivir al aire libre en un clima suave y soleado, jugaban en la arena y en el mar y le daba todo el amor de madre.
Una mañana escuchó un estruendo y se dirigió hacia allí , un avión privado se había estrellado sobre la playa y el piloto  estaba grave, ella le ayudó, le curó y cuando él recuperó el conocimiento llamó por su emisora dando las coordenadas donde se encontraba  y comunicando que allí había una mujer y un niño del avión  siniestrado. Cuando los servicios de emergencia les recogieron , no podían comprender como habían llegado hasta allí a 150 millas marinas de la catástrofe.
Aisaya antes de salir de la isla soltó a la cabra y buscó al  perro pero este había desaparecido y después de buscarlo largo rato vino a su memoria que los ángeles de la guarda protegen a los bebés
y ese perro en una isla abandonada , no podía ser otra cosa.
Cuando regresaron Aisaya se enteró que Ismael no tenía madre pues murió en el accidente y solicitó su adopción y se lo concedieron , desde entonces dedicó su vida a ese niño y a ayudar a los demás , ya que ese era su destino , pues los demás pasajeros del avión  habían fallecido en aquel accidente.
No existe la casualidad en ésta vida y Aisaya lo comprobó, y sigue trabajando por los demás.

sábado, 24 de noviembre de 2012

Las Princesas delicadas




En un hermoso país donde los arroyos susurraban al aire, las montañas adornaban el cielo y las flores enriquecían el olfato, se encontraba el castillo más bello y fuerte, presidido por un Rey agradable y bondadoso.

Dicho Rey se llamaba Olias Rey del Mar, o así al menos le conocían.

Olias tenia la fortuna de estar casado con una bella esposa, que no era del todo humana, puesto que su raza era la de hada de los bosques, y hacia ya mas de veinte años que mantenían una relación de amor y devoción el uno por el otro.

Él, humano y ella hada, eran la pareja más dispar que existía en su reino, pero todos los hombres del país aceptaban de buena fe su relación.

La reina Marigold, pues ese era su nombre, era extremadamente amable con sus súbditos, regalando y ofreciendo todo lo que a su alcance tenía, para hacerles la vida un poco más fácil.

El destino les había obsequiado con tres bellísimas hijas, a cada cual mas hermosa, con tan solo un año de diferencia entre ambas.

La mayor tenia 18 años de edad y su cabello era como la seda, con labios carnosos y facciones dulces. Sus padres la habían puesto por nombre Daliena, que en el idioma de las hadas significaba fortaleza.

La mediana tenia 17 años de edad y su pelo largo y ondulado le caía por la espalda como cascada, con ojos del color del mar y mejillas siempre sonrosadas. Ella se llamaba Iris, en el dialecto de las hadas significaba gran belleza.

La mas pequeña de las hermanas tenia 16 añitos recién cumplidos y su cabello era dorado como el sol, fino y liso, tan largo que debía tener cuidado de no enredarlo con el movimiento, poseía labios de un rojo natural, que deslumbraba a cuantos se acercaran, y un profundo color azul oscuro en los ojos. Su nombre era Ahmis, que significaba sabiduría.

Todo en la vida de palacio era felicidad y armonía, las tareas de las princesas solo cesaban para dar paso al juego y la algarabía de sus tardes.

Las princesas tenían una peculiaridad inquietante, a causa de la mezcla en su árbol genealógico, un padre humano y una madre hada, tenían que ocasionar algún final inesperado.
A la corta edad de los cinco años, cada una de las princesas respectivamente, había experimentado un cambio en su aspecto físico, dejando asomar unas pequeñas marcas en sus espaldas, que con el crecimiento de sus cuerpecitos, se habían transformado en unas alas preciosas, de colores pasteles y tacto de seda.
Nada más lejos de la realidad, el que estos ornamentos, fueses desagradables a la vista, al contrario, las ofrecía un aspecto mucho más dulce y tierno.
Las alas de las muchachas no servían para mucho, eran un simple adorno.

Un día paseaban por el jardín del castillo, agarrados del brazo, el Rey Olias y su hija mayor Daliena, encaminando sus pasos por debajo de los rosales en flor, disfrutando del día en compañía el uno del otro, cuando un acontecimiento al parecer no tan liviano, los sorprendió, un pétalo de rosa cayo de su sitio, para estrellarse en la cabeza de la princesa, esta de inmediato cayo al suelo por el golpe y se desmayo.

Pensareis que fue una reacción un tanto exagerada, pero es que se me olvido decir que las princesitas eran muy delicadas.

Rápidamente la llevaron a la enfermería del palacio y allí pudieron comprobar que en su frente había un gran bulto, ocasionado por aquel fatídico pétalo de rosa.

Después de algunos días hospitalizada, se recupero, pero en el corazón del Rey se había hospedado el más negro pesar, puesto que su hija mayor jamás volvería a ser la misma después del fatídico accidente.

La consternación llego hasta lo más remoto del reino, haciendo que todas sus gentes, sintieran la preocupación por el Rey y su hija.

Pasaron los meses en el palacio, hasta que una mañana oscura y triste, todo el castillo despertó con el grito mas desgarrador, era la voz de Iris, que se alzaba alto desde sus aposentos. En una fracción de segundo todos los súbditos y el Rey y Reina, llegaron a la recamara de su hija mediana, para comprobar que era lo que sucedía.

Los gritos de la princesa eran de dolor, de un dolor punzante que se localizaba en su espalda, un poco más abajo de sus pequeñas alitas. Creyeron que quizás eran estas mismas las causantes de aquel sufrimiento, pero al levantar sus ropas, vieron que en realidad la herida rosada de su piel, no tenía nada que ver.

El doctor la reconoció y conjeturo que debía de tratarse de algo que se ocultara en su lecho. Las sirvientas movieron, buscaron e inspeccionaron toda la cama, pero después de muchos minutos sin respuesta, comprobaron que lo único que podía haber causado aquello, era una pequeña arruga en sus sabanas. Y así lo descubrieron, la princesa había sido herida, por una simple arruguita en la suave tela.

Después de muchos días de curas y ungüentos, la princesa se recupero, pero en el corazón del Rey había un gran pesar, puesto que su hija mediana jamás volvería a ser la misma después de aquella desgracia.

El Rey Olias, temía por la vida se su ultima hija sana, su pequeña y frágil Ahmis, que era entre las tres la mas desvalida.

A pesar de las negativas y peleas de su hija pequeña, el Rey decidió poner fin a su sufrimiento y encargar una urna de cristal, donde salvaguardar a su inocente niña.

Eran en verdad una urna muy fastuosa, con grabados en los bordes y colores relucientes, pero la princesa no mostraba un gran entusiasmo.

Pasaron las semanas, y el verano llego, y con el las flores, el verde y los animales, incluidos los bichitos mas pequeños. Uno de estos pequeños mosquitos, se coló dentro de la urna, en el mismo momento que una doncella, llevaba la comida a la princesa encerrada. Pero nadie se dio cuenta de la entrada del intruso.

El mosquito se acerco a la princesa y se posiciono delante de su hermoso rostro, y con el aleteo de sus alitas, hizo llegar una minima corriente de aire hasta la joven, para con ese acto, hacerla estornudar.

La princesa Ahmis, cayo enferma por un terrible resfriado, y al comunicarle a su padre, que había sido producido por un mosquito, el Rey entro en cólera.

La princesa sin duda se recupero, pasadas unas semanas, pero ya os puedo decir, que el Rey comprobó que su hija pequeña, jamás volvería a ser la misma después de aquel inconveniente tan desafortunado.

Y así termina la historia, con un Rey y una Reina, sumidos en la desesperación de nunca llegar a saber, cual de sus tres hijas, era en verdad la más delicada.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado.