miércoles, 20 de febrero de 2013

La pisada del diablo







A un kilómetro de la Silla de Felipe II, en el Pinar de Abantos y la Zona de La Herrería, se haya una oquedad sobre una roca que se asemeja a la huella de un talón. Cuenta la leyenda, que una niña muy devota de la Virgen María se topó allí con el diablo…

Frustrado por no vencer la fe de la muchacha, desquitó su ira de un salto, provocando una explosión en la piedra, única testigo de tan fatal encuentro. ¿Tan poderosa es la fe que no sólo nos hace mover montañas sino que puede derrotar a Satanás.

Camina despacio por miedo a resbalar entre la hojarasca mojada. Le tiemblan las piernas y le castañean los dientes. El frío cala en los huesos y tiene miedo. ¿Por qué no corre? ¡Ay! ¡Ahora se pone a rezar a María! Pobre crédula -Dios te salve María. Llena eres de Gracia […]- Sandeces. Si los cristianos conocieran las primeras versiones de sus ruegos no rezarían tanto. Veremos cuánto le dura la fe.

¿Qué haces pequeña por aquí? Ya ha oscurecido y no es momento ni lugar para pasear sola.
Señor, ¿de dónde sale? -¿Será un asalta caminos de esos que llaman?- Por favor, no me haga daño. En mi zurrón apenas llevo un trozo de pan.
Niña, no te preocupes que no soy ningún desalmado –sólo quiero divertirme- Conmigo no tienes nada que temer. Me llamo Pedro y vivo a un corto trecho al sur de aquí. ¿Cómo te llamas? ¿No te habrá comido la lengua el gato?
Me llamo Marta, por santa Marta de Betania, hermana de San Lázaro y Santa María Magdalena, pero todo el mundo me llama Martiña. Me lo puso mi abuela, que Dios la tenga en su Gloria.
-Esta insensata presume de nombre de santa- Martiña, es un nombre muy bonito. Y bien, Martiña, ¿a dónde te diriges?
Se me ha hecho de noche de vuelta de la ermita que está cerca del río, a media legua. La lluvia y el frío me han sorprendido y empezaba a tener miedo. Veo que lleva la Cruz de Santiago y la concha en la capa, ¿es usted peregrino?
Sí, linda niña. Cada año recorro los caminos hasta Santiago buscando su perdón. Si quieres puedo acompañarte hasta tu casa y para que nos olvidemos del frío te propongo un juego. ¿Qué pedirías si te concedieran un deseo?
No pediría nada para mí. Tengo un techo, comida, el calor de una familia y a la Madre del Cielo que vela por mí.
Pero imagina que yo pudiera ofrecerte todas las riquezas del mundo. Las joyas más hermosas y los mejores y más bellos vestidos, así como cualquier placer terrenal que desearas. A cambio, sólo te pediría que renunciaras a tu fe. ¿Qué contestarías? Vamos, no pongas esa cara que te pones muy fea. Sólo es un juego.
No, señor, no podríais tentarme. No vendería mi fe como hicieron los mercaderes en el Templo de Jerusalén, como bien sabéis. Nada podrías darme a cambio de mi fe.
-Bien, si la tentación no sirve, me serviré de la Razón-. ¿Y si en vez de un mago que concede deseos fuera yo el rey de los infiernos, y te probara que ni Dios, ni la Virgen ni nada en lo que creemos existe? ¿Acaso no me temerías? ¿Acaso no renunciarías a tu fe si yo te lo pidiera?
No, señor. Entonces tampoco lo haría. Quizás no ver a Dios pruebe algunos que no existe pero es que sólo los ciegos de corazón no ven a Dios.


martes, 19 de febrero de 2013

El Monasterio del Escorial “La puerta del infierno”






Esta leyenda dice que se eligió el emplazamiento del monasterio del Escorial para cerrar una puerta al infierno. El Monasterio del Escorial es una zona mística y cuando se construyó, había un perro negro que martirizaba a los constructores. Al parecer, el Escorial es una de las puertas del infierno y el perro su guardián. Uno de los episodios más enigmáticos que tuvieron lugar mientras se construía El Escorial ocurrió en el año 1577. Los monjes franciscanos aseguraban ver a un perro negro que daba portentosos saltos a la luz de la luna. Y sus aullidos de ultratumba eran claramente audibles. Se rumoreó que el perro era Can Cerbero, el mitológico monstruo que protegía el acceso al Averno.

Considerado el monasterio uno de los grandes lugares mágicos del mundo y donde por ejemplo su basílica tiene las medidas del Arca de Noé y el conjunto del monasterio tiene las medidas del Templo de Salomón”. Este monasterio se empezó a construir en el año 1562 y se financio su desarrollo con el oro y la plata traída de América. Quizás esa similitud con las medidas del Templo de Salomón sea debido al conocimiento que en el siglo XVI se tenia de dicho templo. En este lugar el entonces rey Felipe II consiguió reunir una de las colecciones de libros en  temas ocultos más importantes de Occidente. Mucho de leyenda, poco de historia, he aquí otro de los misterios de este lugar donde habitamos “EL ESCORIAL”.



Cuenta la leyenda que  Lucifer vivió en una cueva situada a los pies del Abantos, justo los días entre la expulsión de las cortes celestiales y su destierro al infierno. En esos días inciertos, el más bello de los ángeles rebeldes comenzó una andadura por toda la tierra y así crearse una serie de puertas para acceso a las tinieblas.

Erguido y firme subió a la cumbre y desde ahí la vista era hermosa, la gran meseta plana e inmensa, el cielo azul y se entristeció ante su gran pérdida, arrepentido y lleno de ira levanto su mano y arrojó una gran bola de fuego contra la tierra que abrió un agujero en el bosque de la herrería al pie de las dos machotas de Zarzalejo.

Allí quedaron abiertas una de las siete entradas al infierno y durante años la zona quedó maldita.

Hasta que un buen día un rey prudente pasó por allí… había pasado toda su vida leyendo y rezando, la mística se había apoderado de su alma y decidió que debía hacer el bien a la humanidad, a saber cerrar la puerta al infierno.

Llamó a los más ilustres arquitectos, a alquimistas y magos y comenzó su gran obra, la construcción de un enorme monasterio, una gran reja de granito que impidiera para siempre que el maldito demonio paseara de vez en cuando por la tierra.

Los verdaderos motivos quedaron ocultos y se dijo que el gran edificio tiene forma de parrilla para honrar a San Lorenzo, cristiano asado por los romanos en una parrilla y que, se cuenta dijo: “Dadme la vuelta que aun no estoy bien hecho”.

La verdad es que años más tarde a su construcción, el rayo de una terrible tormenta incendió parte de las dependencias del monasterio, hay quien vio la figura del diablo lanzando truenos contra las firmes paredes de la iglesia y que aun se oyen los ladridos del cancerbero infernal en los sótanos,