Cuenta una leyenda de la Sierra de Entzia, que en una de las chozas de las Campas de Legaire hace muchos años, cuando aún abundaban en nuestra tierra los lobos, vivía un pastor con su rebaño y un hermoso y hambriento perro de raza "pastor vasco rojillo" llamado Oski.
Un día que el pastor tenía que bajar a Agurain para aprovisionarse de comida para una temporada, dejó al perro al mando del rebaño. Pasó el día en el pueblo y al volver con las provisiones, se encontró con un espectáculo aterrador, el rebaño que había dejado tranquilamente pastando se encontraba totalmente atemorizado, algunas de la ovejas se encontraban salvajemente heridas y otras yacían muertas, habían sido atacadas brutalmente por algún animal.
El pastor al no ver a Oski, creyó que el causante de la barbarie era su hambriento perro, enfurecido cogió su escopeta y fue en su búsqueda, en ese preciso momento el can apareció entre las hayas cubierto de sangre, al verlo con la boca llena de sangre, éste interpretó que había sido su perro el causante de la masacre, el pastor fuera de sí y lleno de furia le disparo con su escopeta.
Al poco tiempo salió corriendo, buscando más ovejas heridas y se encontró con un enorme lobo muerto y se dio cuenta de su gran error, la sangre que traía el perro pastor era de la lucha que había mantenido con el lobo y no por haber atacado a sus ovejas.
Cuando el pastor se dio cuenta de lo que había hecho con su fiel perro y que había sido el lobo quien había atacado al rebaño, cogió la escopeta instintivamente y aguantando el gatillo se apuntó con ella, en ese mismo momento antes de que se volara la cabeza, el pastor contempló como el perro, todavía atontado, por el tiro que le había dado de refilón en la cabeza se levantaba e iba hacia él dispuesto a olvidar la injusticia y perdonar su gran equivocación... y de paso seguir matando lobos.....