Cuenta la leyenda que un apuesto capitán cristiano, parte del ejército que sitiaba la ciudad Cáceres, quedó prendado por la doncella mora Mansaborá, la única y bien amada hija del kaid que gobernaba Hinz Qazris, la actual Cáceres, en el siglo XIII.
El caballero fue correspondido por la doncella mora que, cegada por el amor, le entregó la llave de un pasadizo secreto por el que acceder al jardín del Alcázar (hoy Palacio de las Veletas) y poder encontrarse cada noche a escondidas.
Sin embargo, una noche de Abril el caballero utilizó el pasadizo para traspasar las murallas de Cáceres con todo el ejército cristiano y poder reconquistar la ciudad.
El kaid, derrotado y enfadado por la traición, maldijo a su hija, la Mansaborá, y la condenó a vagar por los túneles subterráneos del Alcázar eternamente (o hasta que Cáceres volviera de nuevo a poder musulmán), sólo pudiendo salir en la noche más mágica del año transformada en el animal más cobarde de todos.
Y desde entonces, una vez al año, cuando el sol se oculta, la Mansaborá pasea por la ciudad medieval de Cáceres transformada en una gallina de plumas de oro.