Ke-kai-o-Mamala (El mar de Mamala), al oeste de Waikiki, fuera de las costas de Honolulu, es un lugar para hacer surf nombrado así en honor a una de las primeras surfistas de Hawái. Mamala existió realmente, en una época en que la historia hawaiana se transmitía oralmente. Fue una famosa surfista y una de las Grandes Jefas de O’ahu. También era considerada una Kupua: una semidiosa/ heroína con poderes sobrenaturales que podía cambiar de forma a su antojo y adoptar la forma de una mujer hermosa, de una lagartija gigante, un cocodrilo o un gran tiburón.
Según la leyenda, Mamala se enamoró de Ouha, el Hombre Tiburón, también Kapua como ella. Mamala y Ouha a menudo bebían Awa (una bebida embriagante) juntos y jugaban al Konane con las suaves piedras recogidas en la Bahía de Kou. Mamala surfeaba las más grandes olas de los mares turbulentos, cuando los vientos soplaban con fuerza. La gente admiraba su habilidad con la tabla y su valentía.
Mamala y Ouha eran felices pero, un día, Honoka’upu, jefe de una plantación de cocoteros, quiso que Mamala se casara con él. Ella accedió y abandonó a Ouha, el Hombre Tiburón, por el humano Honoka’upu.
Ouha se enfadó y trató de dañar a la nueva pareja, pero finalmente se alejó de ellos y vivió en el lago Ka-ihi-Kapu. Allí aparecía como un atractivo hombre con una cesta llena de camarones y pescado fresco que ofrecía a las mujeres del lugar, de las que luego se burlaba. Sin embargo, las mujeres se tomaron la revancha y un día ridiculizaron a Ouha. Este, al igual que otros personajes legendarios de Polinesia, no podía soportar la vergüenza y la humillación. En consecuencia, Ouha renegó de su forma humana y tomó para siempre la forma de un tiburón.
Y así pasaron el resto de sus días separados, Mamala cabalgando olas y Ouha nadando en las costas de Waikiki.