martes, 29 de enero de 2019

LOS CIEGOS Y EL ELEFANTE – CUENTO DERVICHE



Más allá de Ġawr (غور), había una ciudad en la que todos sus habitantes eran ciegos. Un rey con su cortejo, que incluía un poderoso elefante, decidió acampar cerca de la ciudad de los ciegos unos días antes de proseguir su viaje.

La población local estaba ansiosa por saber del elefante,  pues nunca se habían encontrado con uno y les parecía un animal de lo más exótico. Así, tres miembros de esta ciega comunidad fueron, emocionados, a su encuentro.  Al llegar a donde el elefante se encontraba, tantearon ciegamente al animal, palpando cada uno de ellos alguna parte de su voluminoso cuerpo.

Cuando volvieron junto a sus conciudadanos, impacientes grupos se agruparon a su alrededor, preguntaron por la forma y el aspecto del elefante, y escucharon, atentos, a los tres ciegos que habían podido conocer de primera mano sobre tan fabuloso animal.

Al hombre que había tocado la oreja le preguntaron acerca de la  naturaleza del elefante y dijo “Es una cosa grande, rugosa y gruesa como un felpudo”.

El que había palpado la trompa repuso: “Te equivocas completamente, es como un tubo recto y hueco, largo y con un olor muy fuerte”.

El que había tocado sus patas comentó: “Es poderoso y firme como un pilar”.

Los tres ciegos lo habían percibido erróneamente: cada uno había palpado una sola parte de las muchas y se había conformado con ello. Ninguno conocía la totalidad.



¿SABÍAS QUÉ…?

Un derviche (del persa: درویش, darvīsh, “mendigo”) es, en el sentido más habitual de la palabra, un miembro de una tariqa, es decir, una cofradía religiosa musulmana de carácter ascético o místico (sufí). También designa, en Irán y Turquía particularmente, a un religioso mendicante, que en árabe se llama faqīr.
Mevleví o Derviches giradores es una orden (tariqa) de derviches de Turquía. Se conoce a los Mevleví también como Derviches giróvagos o giradores porque tienen una ceremonia de danza-meditación, llamada Sema, que consiste en una danza masculina en la que giran sobre sí mismos con los brazos extendidos.


Fuente:  ldries Shah, Cuentos de los Derviche (1994)

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