domingo, 23 de septiembre de 2012

Leyenda de la Virgen de la Candelaria





Corría el año 1392 A.D. cuando la Virgen se apareció en las islas Canarias, en concreto, en la isla de Tenerife, que aún no habían sido colonizadas y estaban habitadas por los guanches, según las crónicas recogidas más tarde por los castellanos de boca de los guanches:

Una misteriosa mujer apareció en la playa de Chimisay, cuando dos pastores guanches iban a encerrar su ganado a las cuevas, uno de ellos se fijó en que había una hermosa mujer mirándoles fijamente encima de una roca a la orilla del mar, como estaba prohibido hablarle a las mujeres en solitario, uno de ellos le hizo señas para que se retirase y dejase pasar el ganado, pero ella no se movió, entonces se acercó a ella y con una hoja de obsidiana (especie de cuchillo hecho de piedra muy fina y cortante) intentó herirle una mano, pero justo cuando iba a hacerlo, la piedra se resbaló de las manos cortándose el mismo, el otro pastor asustado creyendo que era la aparición de un ser maligno, cogió una roca dispuesto a lanzársela pero cuando levantó el brazo para apedrearla la mano se le quedo paralizada en lo alto sin ni siquiera poder soltar la roca, muy asustados, los pastores huyeron del lugar y fueron hacia la cueva del Mencey a relatarle lo sucedido, el Mencey acudió con sus consejeros al lugar, ella nada respondía pero nadie se atrevía a tocarla, el Mencey decidió que fueran los dos pastores ya heridos los que se acercaran e intentasen llevar la imagen y al tocarla ambos quedaron sanados milagrosamente, el pastor herido al limpiarse la mano ensangrentada vio como no tenía ni siquiera cicatriz alguna, mientras que el de la mano paralizada pudo moverla y tirar la roca al suelo, el mecey comprendió que aquella mujer era una señal divina y él mismo preso de júbilo la cargó con sus manos para llevarla consigo, pero la imagen se hizo tan pesada que tuvo que pedir socorro a los suyos.  Es así que en lugar de la aparición hay hoy en día una cruz y en el lugar donde el mencey pidió socorro, un santuario a Nra. Señora del Socorro.

Fue llevada a la cueva de Chinguaro del mencey Acaymo  y  ahí se la veneró durante 50 años. Más tarde un joven, que había sido tomado como esclavo por los castellanos y había logrado escapar y regresar a su isla, reconoció en la imagen milagrosa a la  Virgen María. El, habiendo sido bautizado le relató al mencey y a su corte la fe cristiana que él sostenía.
Así llegaron a conocer a la Virgen María como "La Madre del sustentador del cielo y tierra" (En Guanche: Axmayex Guayaxerach Achoron Achaman o Chaxiraxi) y la trasladaron a la Cueva de Achbinico, detrás de la actual Basílica de Candelaria para veneración pública.



viernes, 21 de septiembre de 2012

El fantasma de Catalina Lercaro



Una de las leyendas más llamativas y misteriosas que encierra la ciudad de La Laguna es la del fantasma de Catalina Lercaro, una joven que falleció a finales del XVI y que según afirman varios testigos sigue presente en su casa (La casa Lercaro), el actual Museo de Historia de Tenerife. Son varias las personas que afirman haber oído voces o haber visto un espectro circular por las dependencias de las instalaciones, aunque quizás el suceso más extraño es  las reiteradas escuchas de pasos en el piso superior del edificio, cuando no se encuentra más que un único empleado haciendo la guardia en el recinto.


Tras los muros de la Casa Lercaro, en la parte trasera de la vivienda, existe un pozo tapiado donde se afirma que Catalina Lercaro se arrojó el mismo día de su boda. (MHT)
Pero esta historia nace hace ya varios siglos, a finales del siglo XVI, cuando el noble Antonio Lercaro vivía en esa casa con su familia y su hija Catalina. Tal y como era costumbre en la época, le obligaron a contraer matrimonio con un hombre de avanzada edad, por lo que, al ver que su futuro no podía ser cambiado, decidió quitarse la vida arrojándose el mismo día de su boda a un pozo de la parte trasera de la vivienda, el cual se encuentra en la actualidad tapiado. La leyenda apunta a que el cuerpo de Catalina está enterrado en una de las estancias de la casa, debido a que, al haberse suicidado, la Iglesia se opuso a que recibiera cristiana sepultura en un cementerio. Es por ello que muchos afirman que su alma aún se encuentra deambulando por la casa.

Afirma la historia que estos hechos motivaron que la familia Lercaro se trasladara a vivir a La Orotava, lo que se debió, según el comentario popular, al deseo de huir de la vergüenza de no llevarse a cabo la boda, a la pena por la muerte de la joven y a los comentarios que se levantarían en la ciudad. Es probable que hasta huyeran por el alma atormentada de Catalina, según ha destacado un estudioso de los fenómenos paranormales como Héctor Pérez Fajardo.