miércoles, 22 de mayo de 2024

Viaje a la isla (Cuento)


Érase una vez, en un pequeño pueblo rodeado de colinas verdes y bosques encantados, vivía una niña llamada Clara. Clara tenía una gran imaginación y soñaba con aventuras extraordinarias. Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, encontró un antiguo mapa en una botella de cristal.

El mapa mostraba un camino que llevaba a un lugar misterioso llamado "La Isla de los Secretos". Intrigada y emocionada, Clara decidió seguir el mapa. Preparó su mochila con algunos bocadillos, una linterna y su cuaderno de dibujos, y se despidió de sus padres, quienes pensaban que simplemente iba a jugar en el bosque cercano.

Siguiendo el mapa, Clara cruzó el bosque encantado, donde los árboles susurraban historias antiguas y los animales la observaban con curiosidad. Llegó a un claro donde encontró un pequeño barco de madera atado a un muelle. Clara se subió al barco y, mágicamente, este comenzó a moverse solo, guiado por una corriente invisible.

El viaje en el barco fue maravilloso. Clara vio delfines saltando junto al barco, aves exóticas volando sobre su cabeza y peces de colores brillantes nadando en el agua cristalina. Después de unas horas, llegó a una isla que brillaba bajo el sol como si estuviera hecha de oro.

En la isla, Clara encontró un camino de piedras luminosas que la llevó a una cueva escondida detrás de una cascada. Con valentía, entró en la cueva y descubrió un mundo subterráneo lleno de maravillas: cristales que brillaban con todos los colores del arcoíris, plantas que cantaban melodías suaves y criaturas mágicas que la saludaban con sonrisas amables.

En el centro de la cueva, Clara encontró un gran cofre de tesoro. Cuando lo abrió, en lugar de oro y joyas, encontró un libro antiguo con la inscripción: "El Libro de los Secretos del Corazón". Clara lo abrió y leyó una frase que la llenó de alegría: "El verdadero tesoro está en las aventuras que vivimos y los amigos que hacemos en el camino".

De repente, Clara escuchó una voz suave y melodiosa que decía: "Clara, has encontrado el verdadero secreto de la isla. Recuerda siempre que la verdadera riqueza está en tu corazón y en tus experiencias". Era el espíritu guardián de la isla, un ser luminoso que brillaba con una luz cálida y reconfortante.

Clara agradeció al espíritu guardián y prometió compartir su experiencia con sus amigos y familiares. Con el libro en sus manos, regresó al barco, que la llevó de vuelta a su pueblo. Cuando llegó a casa, sus padres la recibieron con abrazos y Clara les contó todo sobre su increíble aventura.

Desde ese día, Clara supo que la magia y el misterio siempre estaban a su alrededor, esperando ser descubiertos. Y cada noche, al contar su historia antes de dormir, recordaba que el verdadero tesoro estaba en su corazón y en las aventuras que aún estaban por venir.


Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado.








 

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