lunes, 1 de octubre de 2012

Las conchas de Santiago





Todas las peregrinaciones, sin excepción, poseían toda clase de objetos y atributos característicos, recuerdos de las mismas, en muchos casos objetos santos o santificados. A veces eran piedras de los edificios santos, piedras de las tumbas, agua del Jordán, aceite de las lámparas que ardieron ante sus altares, velas quemadas ante la tumba de Cristo, limaduras de hierro de las cadenas de San Pedro, etc.

La peregrinación a Santiago durante los siglos XI y XII posee enseñas propias, entre las que sobresale el uso de veneras o conchas como gran atributo jacobeo. Son conchas de vieiras del tipo Pectem Maximus L., que se pueden encontrar desde Madeira hasta Noruega. El uso de tal motivo fue tan pródigo en el peregrino jacobeo, que no solo tenía la presumible funcionalidad de ayudarse con ella para beber, sino que formaba parte de su indumentaria decorativa en el traje de romero, en la esclavina, en el sombrero.


¿Por qué los peregrinos llevan una concha de vieira en el bastón?

El mito se remonta al momento en que el cuerpo del Apóstol Santiago es trasladado a Galicia por sus discípulos. La casualidad quiso que llegase a Bouzas cuando se estaba celebrando una boda. Entre los cantos y actividades, que tenían lugar, los señores a caballo practicaban un juego que consistía en arrojar sus lanzas al aire y galopar para recogerla antes de que tocase el suelo.

El novio, que participaba también en este juego, tuvo la mala suerte de que una vez tirada la lanza, su caballo se adentrase en el mar y se sumergiese. Ante lo cual, los presentes, vieron con asombro como del caballero y su caballo sólo quedaba una estela de espuma brillante que se dirigía hacia una nave que se acercaba a la orilla. Aquella nave era la nave en la que llegaba el cuerpo del Apóstol Santiago. Al fin, salieron el novio y el caballo a la superficie, y todos pudieron contemplar como caballero y montura estaban en perfecto estado y recubiertos de conchas de vieira…

En honor al milagro producido, desde entonces, todo peregrino del Camino de Santiago de Compostela, lleva en su sombrero y en la esclavina de su sayal una concha de vieira.







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