Mostrando entradas con la etiqueta terrazas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta terrazas. Mostrar todas las entradas

viernes, 14 de junio de 2024

Fin de semana intenso


 

El sol apenas comenzaba a despuntar cuando el tren dejó la estación central. Era un viernes por la mañana y tenía por delante un fin de semana de trabajo en una ciudad desconocida, lejos de la comodidad de mi hogar. Mientras el tren avanzaba, observaba el paisaje cambiante por la ventana, intentando distraerme del inevitable sentimiento de nostalgia.

Al llegar a mi destino, la estación estaba abarrotada de personas que se dirigían a sus diferentes ocupaciones. Tomé un taxi hacia el hotel, donde me recibió una recepcionista sonriente que me dio las llaves de mi habitación. Dejé mis maletas y me dirigí de inmediato al lugar de trabajo, una oficina en el centro de la ciudad.

El viernes pasó rápido, con reuniones interminables y una montaña de correos electrónicos por responder. Para cuando terminó la jornada, me sentía agotado, pero decidí dar un paseo por la ciudad para despejarme. La ciudad tenía un encanto especial, con sus calles empedradas y luces que comenzaban a encenderse, creando una atmósfera mágica. Encontré un pequeño café en una esquina y me senté a disfrutar de un café caliente, observando a la gente pasar.

El sábado amaneció con un cielo nublado y una ligera llovizna. Pasé todo el día en la oficina, tratando de resolver problemas que parecían multiplicarse con cada intento de solucionarlos. El tiempo parecía ir en cámara lenta. Durante el almuerzo, decidí explorar los alrededores y descubrí un parque cercano. Me senté en un banco, disfrutando del aire fresco y del sonido de la lluvia sobre las hojas, intentando reconectar conmigo mismo en medio de la vorágine laboral.

La tarde del sábado fue igualmente intensa, y terminé el día sintiéndome agotado pero satisfecho con los progresos realizados. Esa noche, opté por cenar en el restaurante del hotel. La comida fue deliciosa, y me permitió relajarme y reflexionar sobre lo que había logrado.

El domingo llegó más rápido de lo que esperaba. Fue un día dedicado a cerrar los proyectos pendientes y preparar los informes finales. A pesar del cansancio acumulado, sentía una extraña sensación de logro y orgullo. Al terminar la jornada, tenía unas pocas horas antes de que mi tren saliera de regreso, así que decidí dar un último paseo por la ciudad.

Me encontré con un mercado callejero lleno de colores y aromas tentadores. Compré algunos recuerdos y disfruté de una charla con un vendedor local que me contó historias sobre la ciudad. Fue un cierre perfecto para un fin de semana lleno de trabajo y descubrimientos.

El viaje de regreso fue tranquilo. Mientras el tren avanzaba hacia mi hogar, me sentí agradecido por la experiencia. A pesar de la distancia y el trabajo intenso, había encontrado momentos de paz y belleza en lo inesperado. Me dormí con una sonrisa, sabiendo que, aunque había estado lejos de casa, había encontrado un hogar temporal en los pequeños momentos y lugares que había descubierto.







viernes, 8 de septiembre de 2023

Regreso de vacaciones



El sol se ponía lentamente en el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos y dorados, mientras las olas rompían suavemente en la orilla. Era el último día de nuestras vacaciones en la playa, y el sentimiento de nostalgia ya comenzaba a invadirnos. Habíamos disfrutado de días llenos de sol, arena y diversión, pero ahora era hora de volver a casa.

Mi familia y yo nos reunimos en la terraza de la casa de playa que habíamos alquilado durante dos semanas. Las risas de los niños, el olor a barbacoa y el sonido de la música suave de fondo habían sido la banda sonora de nuestras vacaciones. Pero esa tarde, todo se sentía diferente. Había una sensación de melancolía en el aire.

Mientras empacábamos nuestras pertenencias y organizábamos las maletas, mis hijos correteaban por la playa, recogiendo conchas y haciendo castillos de arena. Sabían que se acercaba el momento de regresar a la rutina diaria, a la escuela y al trabajo, y no estaban dispuestos a dejar ir fácilmente esos momentos de diversión y libertad.

El atardecer era un espectáculo asombroso, y todos nos sentamos en la terraza, observando cómo el sol desaparecía lentamente detrás del horizonte. El cielo se teñía de tonos rojizos y violetas, y el mar susurraba sus últimas palabras de despedida. Mis padres, mi esposo y yo compartíamos una botella de vino, tratando de retrasar el inevitable adiós.

Finalmente, el momento llegó. Cerramos la puerta de la casa de playa y caminamos hacia el automóvil cargado con nuestras maletas y recuerdos. Los niños estaban callados en el asiento trasero, mirando por la ventana mientras nos alejábamos de la playa que había sido nuestro hogar temporal durante dos semanas inolvidables.

Las luces de la ciudad se acercaban a medida que avanzábamos por la carretera. La ciudad, con su ajetreo y bullicio, parecía un mundo aparte de la tranquilidad de la playa. La música que habíamos estado escuchando en la playa sonaba ahora como un eco lejano en nuestros corazones.

A medida que nos acercábamos a nuestra casa, los niños se quedaron dormidos en el asiento trasero, agotados por el día lleno de emociones. Mi esposo y yo intercambiamos una mirada triste, sabiendo que habíamos vivido momentos especiales en nuestras vacaciones que nunca olvidaríamos.

Cuando finalmente llegamos a casa y desempacamos nuestras cosas, el silencio llenó la casa. Las risas de los niños y la brisa del mar parecían haber quedado atrás. Las vacaciones habían llegado a su fin, pero nos llevamos con nosotros los recuerdos, las sonrisas y la promesa de que volveríamos a la playa en algún momento en el futuro. Aunque volvíamos a la rutina, llevábamos un pedazo de ese paraíso con nosotros en nuestros corazones.






 

jueves, 10 de agosto de 2023

Tarde de verano


 

El sol se cernía radiante sobre el cielo azul en esta cálida tarde de verano. El aire estaba lleno de una mezcla de risas, conversaciones animadas y la deliciosa fragancia de comida recién preparada. Mis amigos y yo nos habíamos reunido en una acogedora terraza al aire libre, ansiosos por disfrutar de una tarde relajada y divertida juntos.

Las mesas estaban adornadas con manteles coloridos y sombrillas que proyectaban sombras danzantes sobre nosotros, brindándonos un respiro del ardiente sol. Los asientos cómodos nos invitaban a acomodarnos mientras esperábamos que el camarero nos trajera nuestras bebidas refrescantes. Las risas y los abrazos intercambiados al reencontrarnos después de un tiempo largo crearon un ambiente de alegría contagiosa.

Con el sonido de cubiertos chocando y platos llenos de delicias, compartimos nuestras historias y novedades. Algunos hablaban de sus aventuras de viaje, otros contaban anécdotas divertidas del trabajo o la universidad. Las risas resonaban en la terraza, compitiendo con la música suave que sonaba de fondo.

Mientras el sol descendía gradualmente, pintando el cielo con tonos dorados y naranjas, la temperatura se volvía más agradable. Los niños reían y jugaban en un rincón cercano, persiguiéndose y esparciendo una energía juvenil en el ambiente. Las luces tenues comenzaron a encenderse, añadiendo un toque mágico a la velada.

La conversación fluyó sin cesar, pasando de temas ligeros a reflexiones más profundas. Las amistades se fortalecían aún más con cada interacción y cada momento compartido. El camarero seguía atendiendo nuestras peticiones, trayendo platos adicionales para compartir y asegurándose de que nunca nos faltara nada.

Con el paso del tiempo, la terraza se volvió un remanso de calidez y camaradería. A medida que la noche avanzaba, las estrellas comenzaron a brillar en el cielo oscuro, añadiendo un toque celestial a la escena. Los móviles se mantuvieron guardados en los bolsillos mientras todos nos sumergíamos en la belleza de la compañía y el momento presente.

Finalmente, cuando la noche estaba en su apogeo, nos dimos cuenta de que había llegado el momento de despedirnos. Las despedidas fueron acompañadas de abrazos cálidos y promesas de futuras reuniones. Aunque la tarde había llegado a su fin, el recuerdo de esa tarde de verano en la terraza quedó grabado en nuestros corazones, una instantánea perfecta de amistad, risas y felicidad en su estado más puro.