Hace mucho tiempo, en un reino peul, vivía un rey al que le gustaba humillar a los intelectuales y maestros. El rey, llamado Soudain, tenía la costumbre de hacerles preguntas con el objetivo de mofarse de ellos si no encontraban una respuesta que le complaciera. Era tan irrespetuoso y vejatorio en su trato para con ellos, que muchos de estos sabios optaron por abandonar el reino. Estos preferían consagrar sus vidas a transmitir sus conocimientos en otro lugar que soportar las continuas ofensas del monarca.
Un día, el rey mandó llamar a una audiencia en palacio al viejo sabio Diouldé, uno de los más respetados del reino. Soudain, el rey, amparado por una multitud de consejeros y cortesanos le dijo a su llegada:
– Mis estimados vasallos, esta tarde tendré el placer de probar de nuevo que ningún hombre, sabio o maestro, puede descifrar mis enigmas.
Dicho esto, mandó a un sirviente traer un mortero con su correspondiente mazo y le preguntó a Diouldé:
– ¿De donde viene el ruido? ¿Del mazo o del mortero? ¿Y en qué proporción e intensidad?
El viejo sabio respondió:
– El ruido viene de ambos, pero sin estudiarlos no conozco, a priori, la intensidad.
El rey se echó a reír y empezó a mofarse del sabio, seguido por toda su corte. De repente, de entre la multitud surgió Kangado, el tonto del pueblo, y sin que a los guardias les diera tiempo a reaccionar, se acercó al rey y le abofeteó diciendo:
– ¡Majestad! ¿El ruido viene de mi mano o de vuestra cara? ¿Y en qué proporción e intensidad?
Sorprendido por este temerario gesto, el soberano y la corte se quedaron sin palabras y, tras un silencio interminable, Kangado exclamó:
– Hay que ser tonto para responder a ciertas preguntas absurdas.
Desde ese día, el rey dejó de humillar a los sabios.
¿SABÍAS QUÉ…?
Los fulani (también llamados fula, peul, fulbe) son el pueblo nómada más grande del mundo, cuyo origen es desconocido. Viven en África occidental. Son uno de los pueblos que más denominaciones recibe. Se autodenomina fulbe (en singular: pullo o foulah), aunque está difundido el nombre fulani con que le apelan los hausa y los pueblos del Sáhara, así como los exploradores y etnógrafos de habla inglesa. También es frecuente la denominación fulbe que les dan los mandé y la de peul que le han dado los wólof, la cual adoptaron los exploradores y etnógrafos de habla francesa.
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