Por su origen y evolución íntimamente relacionados con la apertura y expansión del Atlántico Sur y el margen noroccidental africano, el archipiélago canario no guarda ninguna relación con la evolución geológica de la Península Ibérica. Se trata de las únicas islas volcánicas del territorio español de naturaleza oceánica, que presenta características similares a otras islas oceánicas (islas Madeira, islas de Cabo Verde). Son la única región con vulcanismo activo.
El vulcanismo se mantiene activo en el archipiélado, de forma que en las islas se contabilizan un total de 14 erupciones desde finales del s. XV. Los materiales emitidos en estas erupciones han cubierto amplias superficies, se han canalizado por algunos barrancos y en ocasiones, al alcanzar el mar, han modificado la línea de costa.
Algunos -parece que muy pocos- navegantes llegaron a Canarias en la Antigüedad. Las islas se hallan en el Océano Atlántico, llamado el "Océano Tenebroso", en el que muy pocos se arriesgaban. Por otra parte, la corriente de Canarias fluye en direccion suroeste y luego vira al oeste, arrastrando las embarcaciones hacia lo que durante siglos se creyó el fin del mundo.
Aquellos pocos fenicios, griegos y romanos que llegaron a las islas y que consiguieron regresar para contarlo, las rodearon de un halo de magia y de leyenda.
Según las historias de marinos que circulaban por el Meditérraneo, el Océano Atlántico estaba lleno de monstruos de todo tipo que destruían las naves que por él se aventuraban, y devoraban a sus tripulantes. En cualquier momento se podían encontrar gigantescos remolinos, tempestades provocadas por airados dioses o... el fin del mundo. Una vez llegado al borde del mundo, que se creía un disco plano, los imprudentes marinos caerían al abismo.Según algunos historiadores, en algunas de estas leyendas había una razón económica y militar. Los fenicios, hábiles marinos y comerciantes, conocían algunas rutas del Atlántico, bordeando Africa o Europa. Como no les interesaba que algún otro pueblo les hiciera la competencia, propagaban rumores y leyendas que mantuvieran a los visitantes alejados.
La mitología o religión aborigen guanche era un cuerpo de creencias que constituían la religión pre-cristiana del pueblo aborigen guanche (Islas Canarias, España). Como la mitología guanche fue transmitida y alterada por los conquistadores cristianos, las creencias, actitudes y prácticas religiosas originales no pueden definirse con certeza. Está claro, sin embargo, que la relativa importancia de los diferentes dioses y demonios varió según las épocas y los lugares.
La mayor parte de esta mitología fue transmitida oralmente, y mucha se perdió. Sin embargo, algo de ella fue capturada y escrita por los conquistadores y eruditos cristianos. En cuanto a las creencias, el culto astral estaba generalizado. Junto a él había una religiosidad animista que sacralizaba ciertos lugares, fundamentalmente roques y montañas (El Teide en Tenerife, Idafe en La Palma o Tindaya en Fuerteventura). Especialmente singular era el culto a los muertos, practicándose la momificación de cadáveres. Cabe destacar también la fabricación de ídolos de barro o piedra.
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