Cecilia escuchará al anciano la leyenda del Alicornio.
Esto explica la increíble velocidad a la que galopaba, pues los pocos pastores que lo vieron cuentan que rebotaba de risco en risco como una centella.
Se dice que vivía en los lugares más inaccesibles de las cumbres, allí donde siempre hace sol porque las nubes no llegan tan alto. Sólo bebía agua de los manantiales más puros y comía florecillas tiernas.
La única manera de capturarlo era con el señuelo de una hermosa y pura doncella, a la que el alicornio se acercaba lenta y mansamente, que era el momento en el que los cazadores se abalanzaban sobre él y lo mataban, pues se sabe que a quien bebiera del cuerno del alicornio (una vez arrancado y transformado en vaso) nunca le haría daño ningún veneno ni sufriría ningún otro tipo de mal.
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