Después de comer se acercó a la plaza para charlar con el anciano y éste le contó el poema del Roble.
En el reino de las hadas habitas...
gran príncipe del amor y la esperanza...
dulce rey del corazón de los bosques
donde los seres que los habitan
son dulcemente acogidos por ti
protegidos por tu enorme grandeza.
Amigo que permites que te abrace....
que me dejes sentir tu sinuoso tronco
sintiendo el aroma del suave musgo
que reviste tu tronco... que protege tu cuerpo...
Roble mágico
antaño árbol sagrado...
celtas, griegos y romanos te adoraron...
Hoy que el otoño ha llegado
y tus hojas se tornan en distintos colores...
ocres...
amarillos...
verdes...
marrones...
Hoy como siempre... te abrazo...
siento tu cuerpo anhelado
regalando tu fuerza y calor
a mi humilde y mortal cuerpo...
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