domingo, 8 de julio de 2012

Cuento de verano (La Guajona)





Cecilia se levantó muy temprano para arreglarse y ponerse su ropa de domingo ,pues en los pequeños pueblos de nuestra región es una tradición ir a la iglesia a escuchar la misa, y después salir a tomar el aperitivo del mediodía.
Los jóvenes después de la misa se marcharon a cambiarse de ropa y ponerse el bikini para bajar al río a darse un baño hasta la hora de comer.
Por la tarde se acercó a ver al anciano a la plaza para que siguiera contándola historias  de Cantabria.

A muchas madres les preocupa... a veces... el color pálido de sus hijos... y... lo achacan a que no comen bien... a que algo les ha sentado mal... o... incluso a que han contraído una enfermedad desconocida. En Cantabria hay otra razón para explicar estas anomalías en la salud de los niños... ... .

La Guajona, que en otros tiempos recibió el nombre de Lumia, es una vieja delgadísima y siniestra... tapada de la cabeza a los pies con un manto negro... Lo único que se le ve son las manos... renegridas y sarmentosas, los pies... que en realidad son patas de pájaro... y la cara, una cara amarilla, rugosa, consumida... sembrada de pelos y verrugas... con ojos diminutos y brillantes como estrellas... nariz aguileña y una boca de labios delgados y descoloridos en la que se ve un único diente, negro y enorme como un puñal... pues le llega hasta por debajo de la barbilla...

La Guajona no vive de día y nadie sabe dónde se mete a la luz del sol... aunque se cree que bajo tierra... Por la noche sale y pasa como una sombra confundiéndose entre estas... Entra en las casas sin hacer ruido... se acerca a los niños y jóvenes sanos cuando están durmiendo y les clava su diente largo y afilado en una vena... para de esta manera beberles la sangre y dejarlos descoloridos y débiles... Es, por tanto... la mujer vampiro de Cantabria.

A pesar de su crueldad, hay que decir que sus ataques no son mortales y que esta especie de Drácula de la Montaña no mata a sus víctimas...

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