domingo, 30 de diciembre de 2018

EL BRAHMÁN ASTUTO – CUENTO INDIO



En el norte de la India, en un pueblecillo perdido en la inmensidad del Himalaya, allí donde las montañas son tan elevadas que parece que quisieran acariciar las nubes con sus picos, se reunieron un asceta, un peregrino y un brahmán. Comenzaron a comentar cuánto dedicaban a Dios de aquellas limosnas que recibían de los fieles. El asceta dijo:

–Mirad, yo lo que acostumbro a hacer es trazar un círculo en el suelo y lanzar las monedas al aire. Las que caen dentro del círculo me las quedo para mis necesidades y las que caen fuera del círculo se las ofrezco al Divino.

Entonces intervino el peregrino para explicar:

–Sí, también yo hago un círculo en el suelo y procedo de la misma manera, pero, por el contrario, me quedo para mis necesidades con las monedas que caen fuera del círculo y doy al Señor las que caen dentro del mismo.

Por último habló el brahmán para contar:

–También yo, queridos compañeros, dibujo un círculo en el suelo y lanzo las monedas al aire. Las que no caen, son para Dios y las que caen las guardo para mis necesidades.



¿Sabías qué…?

En la tradición religiosa hinduista, el brahmán (también brahmin) es el miembro de la casta sacerdotal (la más importante de las cuatro) y la conforman los sacerdotes y los asesores del rey. En la época védica (antes del siglo V a. C.) los sacerdotes eran los encargados exclusivos de cantar los himnos para la realización de sacrificios. El canto de esos himnos estaba prohibido (bajo pena de muerte) para alguien que no fuera bráhmana. El permiso para cantarlo se transmitía de padres a hijos en una familia de cantores.

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